La junta de la losa fue reparada en 2015.
En la misma esquina, la tapa de la boca de tormenta originalmente de hierro fue robada hace varios años, desde entonces fue reemplazada por tapas de cemento.
Estas tapas son sistematicamente destruidas por los camiones de la empresa El Aguilucho que las pisa al doblar con sus semiremolques, esto sucede tres a cinco veces por año.
Por consiguiente el pozo está abierto, siempre listo para que alguien caiga y se quiebre una pierna.